domingo, 11 de marzo de 2012

Los Goiburú: una familia imprescindible en la resistencia al Stronissmo y al Plan Cóndor

http://noticias.latino.msn.com/latinoamerica/paraguay/paraguay-hallan-restos-que-pertenecer%C3%ADan-a-opositor-desaparecido-2 
   
 
Declaración de Rogelio Goiburú en el marco de la Segunda Audiencia Pública en la Comisión de Verdad y Justicia, en agosto del 2007.

http://archivo.abc.com.py/especiales/ddhh/articulos.php?pid=377699







Sra. Locutora (Mendoza).- Continuamos con la toma de testimonios.

Rogelio Goiburú. Hijo del desaparecido Doctor Agustín Goiburú, médico paraguayo, uno de los fundadores del Movimiento Popular Colorado, MOPOCO en 1958, sus denuncias públicas sobre torturas, tratos crueles y degradantes cometidas contra ciudadanos paraguayos por el régimen en su lugar de trabajo, el Hospital de Policía "Rigoberto Caballero", le obligaron a abandonar Paraguay en septiembre de 1959 y exiliarse acá en la Argentina. Se radicó en Posadas con su hijo Rogelio Goiburú, hoy médico, que vivió las penurias del exilio y la persecución política junto a su padre y su familia.

Sr. Goiburú.- Un saludo grande a todos los organizadores, a todos los compatriotas argentinos y paraguayos, a los compañeros y compañeras. Es muy difícil para mí, realmente me hubiera sido mucho más fácil pronunciar un discurso político, pero hablar de mi vida particular, privada, mi relación con papá, es muy duro para mí. Tienen que comprender que hace 30 años, ocho meses y diez días que estoy de duelo, yo y mi familia, porque después del último secuestro de papá, hasta ahora no sabemos qué es lo que han hecho con sus restos. Nuestra historia es una historia de aventuras.

Realmente acá me siento muy contento con ustedes por un lado, veo tantas caras, tantos rostros conocidos de compañeros de papá, del exilio; allá lo veo a un señor que hoy lo saludé, fue el primero que le felicitó a papá cuando se recibió de médico en Asunción, fue soldado de mi abuelo, el General Rogelio Benítez, a su lado está Andrés Gómez Galeano, compañero del MOPOCO de toda la vida de papá; detrás Ramón Leiva del Partido Febrerista, eterno compañero de tereré y de mate, allá donde vivíamos en el Barrio “Aguacate”; a todos estos compañeros que están acá, no los voy a poder nombrar a todos, porque son tantos y acá en la mesa, al lado mío, Miguel Angel Aquino, del Partido Colorado, también del MOPOCO, al lado Luis Casabianca, que lo recibió a papá en el aeropuerto en Chile, en la época del gobierno socialista de Salvador Allende; Sandoval otro correligionario de papá; el Monseñor Melanio Medina que estuvo en casa en el exilio, muchísimas veces en Buenos Aires, después de la desaparición de papá; Yudith Rolón, la hija de un heroico combatiente de las ligas agrarias y de la OPM; Heriberto Alegre, un brillante abogado que trabajó muchísimos años en el CIPAE, defendiendo a los presos políticos del Paraguay y el amigo, luchador por los derechos humanos, Carlos Portillo, médico siquiatra y uno de mis bastones, porque sino me desmayo y acá, Carlos Aretivo, que si me pongo a llorar me va a pasar un pañuelo.

Papá salió del exilio en el año 1959, después de haber denunciado y después de haber rechazado con mucha decisión, con tanta decisión que le dio una trompada al jefe de policía cuando se fue a obligarle para que firmara documentos “truchos”, y entró el médico al Hospital Rigoberto Caballero, cuando llegaban presos que eran apaleados y torturados por la policía, él jamás aceptó firmar documentos falsos, que dijesen que ese ciudadano fue atropellado, pateado por un caballo, inclusive a muchos de los que estaban presos los hizo escapar por la ventana del hospital. Eso, desde luego, le valió la destitución del hospital y la persecución, estuvo escondido muchísimos días en diferentes casas de compañeros y colegas, hasta que después, disfrazado de carbonero en un camión, todo sucio y con harapos se vino hasta Encarnación, burlando la policía de Stroessner y a punta de pistola cruzó este río, para radicarse aquí en la Provincia de Misiones.

Nosotros nos quedamos con mamá y con mi hermanito más chico -yo tenía 4 años- y hasta ahora recuerdo como el General Duarte Vera con 20, 30 soldados vinieron a casa a romper todo, buscándolo a papá, rompiendo el cielorraso, pensando que estaba escondido ahí, tirando todos los muebles abajo. Desde luego que inmediatamente mamá decidió venir al exilio junto a papá y emprendimos un viaje que duró, para mí, una eternidad, en un tren que salió de Asunción y desembarcamos acá en Encarnación, un viaje que para mí duró, no sé, parecían años; me acuerdo del calor, de los mosquitos; me acuerdo que muchas el tren iba tan despacio que uno podía bajarse y caminar al costado.

Llegamos a la Argentina y nos fuimos a Santa Ana y cuando llegamos a Santa Ana, un pueblito de 2 mil habitantes, mi papá hacía varios meses que estaba, nos recibió con su guardapolvo blanco, nos llevó hasta la casa. Justamente ayer fuimos a Santa Ana con los compañeros, y me reencontré con muchísima gente que hacía 44 años que no los veía, para mí fue una emoción muy grande y se me agolparon todos los recuerdos, gente que me hablaba de papá, no podía dejar de emocionarme. Al poco tiempo que llegamos no más el Subprefecto Gauna que era el jefe de la Subprefectura de Santa Ana le llamó a papá, porque aparecían cuerpos de paraguayos flotando en el río. Por primera vez en mi vida vi lo horrible de la represión, del terrorismo de Estado que estaba sucediendo en el Paraguay, con esos cuerpos mutilados que llegaban ahí, uno de ellos, posiblemente era Rigoberto Insaurralde, y el otro posiblemente era digo, porque hasta que no se encuentren sus restos, el otro era de EduardoAguilera, ambos combatientes del "14 de Mayo" del FULNA. Ayer fuimos, encontramos el cementerio y vinimos con el hijo de uno de ellos y vamos a seguir investigando para saber la identidad y devolverle la memoria, porque sin eso, indudablemente que si no conocemos nuestra historia, no vamos a poder construir ningún futuro.

Estoy trabajando en la Comisión de Verdad y Justicia, y en nuestra lista tenemos 527 desaparecidos hasta ahora, pero van a seguir apareciendo, porque mucha gente todavía no se anima, porque sigue teniendo miedo. El terrorismo de Estado fue muy terrible, realmente doloroso, la represión fue monstruosa. Lo que estamos escuchando, los testimonios de 2 mil personas aproximadamente, a mí particularmente, me tiene paralizado.

Qué más les puedo contar. A esta Provincia de Misiones la quiero muchísimo, me siento como local acá, porque en esta provincia aprendí a leer y a escribir, tuve mi primera maestra, aprendí a jugar al fútbol, tuve mi primera novia y me siento local acá. Hay una cosa que les quiero decir, por el tema de los exiliados. Por lo visto mi papá quería tanto al Paraguay que me transmitió ese amor al país, yo no podría vivir jamás en otro lugar del mundo, porque ya di cuatro veces la vuelta al mundo, hasta me fui a vivir a Rusia, me fui a vivir a Siberia, y para mí el Paraguay es el país más hermoso que existe sobre la Tierra.

- Aplausos.

Por su geografía y por su gente, y sobre todo por su historia, por su historia de lucha, Paraguay es un país que sufrió seguramente el genocidio más grande de la historia de los pueblos latinoamericanos, por esa Guerra de la Triple infamia como calificó alguna vez algún dirigente argentino. Eramos un millón de habitantes y quedaron 200 mil mujeres y niños, lo único lindo de esa historia es que quedaron muchas mujeres...

- Risas.

Después, los sucesivos gobiernos apátridas que gobernaron siempre a espaldas del pueblo y al servicio de los intereses de todos los países imperialistas de la época y después la Guerra de Bolivia que fue otra sangría para el pueblo y después de estar viviendo acá en Posadas, nosotros tuvimos la persecución, papá había estado preso en el 69 y en el 70 se pudo escapar, ahí se fue asilado a Chile, fue cuando Luis Casabianca a quien lo conocí en la casa de Gonzalez Casabianca que era su primo, que era del MOPOCO también, lo recibió allá, pero papá no podía seguir viviendo lejos del Paraguay, por eso construyó una casa acá en Gobernador Roca y Costanera que después la Multinacional ésta del proceso nos pagó chauchas y palitos por la propiedad de la casa, pero la ventana del dormitorio de papá daba hacia Encarnación porque él no podía vivir sin mirar el Paraguay.

Esas caminatas que hacíamos por la Provincia de Misiones todos los fines de semana, desde el arroyo allá donde estaba la casa de Horacio Quiroga hasta la frontera con la Provincia de Corrientes era un itinerario de todos los fines de semana, correr los campos, los montes, vivir de la caza y de la pesca los fines de semana siempre mirando hacia el Paraguay.

Muchas veces entramos al Paraguay en forma clandestina, papá se mandaba sus arengas con los campesinos, atendía a la gente en la frontera, muchas veces tomaba comisarías, les metían presos a los policías y salían a hacer proselitismo por los pueblos. Era tanto el odio que Stroessner le tenía que por lo visto que jamás se olvidó de él y terminó secuestrándolo en 1977.

El 9 de febrero del 77 lo secuestraron a papá en Paraná, Entre Ríos, ya sabemos con lujo de detalles cómo fue el secuestro, gracias a la investigación que hicimos la familia conjuntamente con los amigos y algunas que otras fotografías encontradas en el archivo del terror, que el compañero Martín Almada fue uno de los protagonistas del hecho, a principios del año 90. Papá está en una de las fotos con su guardapolvo de médico, porque a la salida del Hospital San Martín lo secuestraron. Vino un auto, una pick up, le chocó de atrás, vino otro auto y lo metieron adentro a culatazos con una ametralladora, lo llevaron al Paraguay, lo torturaron durante un mes y atado de pies y manos sobre una mesa, en el edificio que hoy es el Estado Mayor del Ejército en Paraguay, Stroessner en compañía de nueve generales, lo asesinó a sangre fría de un balazo en la cabeza. Eso me acaba de contar un general del Ejército paraguayo, institucionalista, que fue uno de los que le hizo el golpe a Stroessner, así que no es mentira. Solamente nos resta encontrar los restos de él.

Compañeros, quiero que me pregunten algo, no sé qué más les puedo contar, nuestra vida es una vida de gitanos...

- Aplausos.

Vivimos en Santa Ana, Candelaria, Posadas, nos mudamos cuarenta veces de casa, vivimos en Corrientes, estuve preso durante el golpe en Corrientes, desaparecido, papá se ofreció, estaba todavía viviendo en Paraná, papá se ofreció en canje por mí; la verdad es que con la desaparición de papá, no he perdido un padre, sino el amigo más grande que tuve durante mi vida, yo tenía 21 años cuando desapareció y ya éramos amigos, no solamente había una relación de padre e hijo; él fue uno de los fundadores del MOPOCO, pero no fue un colorado cerrado, sino que además de ser antistronista, además de ser un hombre inspirado en las ideas revolucionarias de los más grandes pensadores de la época, fue admirador del Che, de Fidel, de Camilo Sin Fuego, se amigó con todos los militantes de todos los demás partidos políticos de la oposición, por eso es que tiene amigos febreristas, comunistas, liberales, demócratas cristianos, independientes, en fin.

No sé qué más les puedo contar, compañeros.

- Aplausos.

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