Marcas en la piel

   Noche. Calor en Paraná. Unos amigos me invitan a ir al barcito de otro amigo. Como creo profundamente en las contrucciones colectivas, me apunto y voy.

  Cuando llego hay una silla vacía junto a una piba que está muy linda, con look circense y varios tatuajes. Yo, contento. Alguien comenta: "... sí, porque fulanito se iba a hacer un tatuaje, pero Mengano (el tatuador) anda de vacaciones por Córdoba, así que lo pospuso." Y me engancho, mirando a la morocha tatuada: "Che, ¿pero no es jodido tatuarse en verano?" y arrancamos a charlar. Me explica un poco del tema y le cuento que no tengo tatuajes pero que este año quise hacerme uno pero que iba a esperar el otoño, y que mi tatuaje iba a ser un poco extraño. "Los tatuajes nunca son extraños, ó siempre lo son... ¿qué te vas a hacer?", me preguntó. "Un Néstor en el pecho, del lado izquierdo" Me miró y repreguntó "un qué?" "Un Kirchner en el pecho" Silencio...

"Sí, ése sí es raro, pero a mí la política no me interesa" me larga. "Y no te dá vergüenza?!" con mi mejor sonrisa colgate. Silencio de la flaca, pero preguntando con los ojos.  "Porque en el mundo el estado de naturaleza ya no existe, entonces es necesario procesar las relaciones entre humanos. Si nadie se ocupa se vuelve a la ley del más fuerte, y los que toman las riendas para decidir cuánto es un salario justo, cómo se brinda la educación, cuánto cuesta un plato de comida, qué se puede decir en los medios y qué no, son las corporaciones económicas. La política es reclamar para la gente el derecho a decidir cómo vivir el día a día, qué significa la libertad en cada momento" Estaba medio tomado a esa altura, y como no soy Lucas Carrasco, no supe terminar la cuestión.

Me terminé volviendo solo a casa, pero contento.